Más de un 10% de empresas cántabras son vulnerables a la inestabilidad económica motivada por el COVID-19

Más de un 10 % de las empresas cántabras son vulnerables a la inestabilidad económica motivada por la pandemia del virus COVID-19 y el estado de alarma decretado en España el pasado 14 de marzo. Así se recoge en un estudio realizado por el Grupo de I+D en Economía de la Salud, adscrito al Departamento de Economía de la Universidad de Cantabria e Idival.

Empresas cántabras y resiliencia en tiempos del shock del coronavirus’ es el título del estudio, firmado por los profesores de la UC David Cantarero, -que forma parte del Comité Técnico de Expertos para el proceso de Desescalada ante la Pandemia del Covid-19 que ha creado recientemente el Gobierno de Cantabria-, Lidia Sánchez, Patricia Moreno y Paloma Lanza.

Según el Resumen Ejecutivo del estudio, “el porcentaje de empresas vulnerables supera el 12% y alcanza casi el 20% en el caso de la Agricultura”. En concreto, los resultados obtenidos muestran que la situación de vulnerabilidad es mayor en el sector de la Agricultura (19,49%), seguido de la Construcción (12,22%), los Servicios (14,98%) y la Industria (14,84%). De esta manera, a pesar de su aparente buena salud financiera, “las empresas deberían centrar esfuerzos en adaptarse a la nueva situación que están experimentando para tratar de paliar los efectos negativos que se deriven de esta circunstancia”.

En este sentido, si se analiza el efecto que estas empresas vulnerables tendrían tanto en el PIB como en el empleo regional (suponiendo que los resultados se extrapolan al total de empresas de la región), “en ambos casos se roza el 15%, una cifra nada desdeñable. Por lo tanto, es necesario que empresas y organismos públicos tomen cartas en el asunto antes una crisis como la del coronavirus que puede extenderse durante meses dado que actualmente no se dispone ni de un tratamiento efectivo ni de una vacuna”. Asimismo, estudios previos ya señalaban que en el caso de Cantabria, la caída del PIB podría oscilar entre los 3,46 puntos del escenario favorable de menor duración del confinamiento, y los 15,04 puntos del escenario desfavorable de mayor duración.

Los resultados presentados muestran claras diferencias entre sectores económicos. Así, la Agricultura muestra los datos más favorables en términos de solvencia. Por su parte, la Industria obtiene los mejores resultados de liquidez inmediata. Por contra, el sector Servicios tiene el peor ratio de liquidez. Por otro lado, el sector de la Construcción presenta los peores resultados tanto para el ratio de solvencia como de liquidez inmediata.

Por tanto, en términos generales, el análisis de los ratios de liquidez y solvencia parece mostrar que las empresas cántabras “disfrutan de una buena salud financiera”, si bien estos resultados han de tomarse con cautela. “Primero, por el tamaño y las características de la muestra utilizada; y, segundo, porque se muestran valores medios, cuando en realidad estos indicadores están diseñados para analizarse a nivel global de empresas”.

Adaptación a la nueva situación post COVID-19

El estudio advierte también que la vulnerabilidad de las empresas no vendrá dada únicamente por los ratios analizados en este documento, sino que su futuro también dependerá de numerosos aspectos de adaptación de las mismas ante la situación actual del COVID-19.

En primer lugar, la temporalidad o la edad media de los empleados en el sector podrían afectar a la recuperación. Así, de cara a la reactivación de las actividades en los próximos meses, algunas voces sugieren que sean los colectivos más jóvenes, con un menor riesgo de salud dada la evolución epidemiológica actual de esta pandemia, los que comiencen a trabajar, lo que podría ser una causa de vulnerabilidad para los sectores más envejecidos.

Otro factor a tener en consideración es el distanciamiento social. Quizá cabría esperar una reactivación más temprana de los sectores en los que dicho distanciamiento pueda asegurarse. Esto podría explicar el hecho de que sectores como la construcción, en los que no hay un contacto con un cliente final, ya se hayan comenzado a activar. Mientras, en el sector servicios se espera un periodo de hibernación más duradero, planteándose incluso escenarios de desconfinamiento pero también de repliegue para los negocios de hostelería según como evoluciones toda esta pandemia.

Otra característica determinante podría ser la capacidad de digitalización de las empresas, así como su posibilidad de teletrabajo. De este modo, aquellos sectores en los que el teletrabajo no sea una opción viable serán de nuevo más vulnerables financieramente. De hecho, incluso en las actividades donde el teletrabajo es posible, aún hay mucho camino por recorrer. No cabe duda de que las empresas tendrán que hacer un esfuerzo por digitalizar sus negocios, en un intento por mantener una línea de ingresos hasta que se consiga la reactivación total, aspecto que no parece abordarse en el corto plazo pues tanto la tasa de contagios como la de letalidad sigue siendo elevada.

Sobre este último punto, el estudio añade que “será necesario un mayor esfuerzo de inversión por parte de las empresas, pero también por parte de las instituciones públicas que deberán apoyar todas estas medidas proporcionando líneas de crédito para desplegar infraestructuras de comunicación adecuadas y de calidad en todo el territorio nacional”.

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