20/04/2024

nada personal, solo información

Los errores de Pedro Sánchez

Si pudiera meterme en la entrevista o en la tertulia sin pasar por filtros interrumpiría a quien mencionara “los errores de Pedro Sánchez” para pedirle que me enumerara y concretara “los errores de Pedro Sánchez” de una puñetera vez. Seguramente, mi petición no le dejaría mudo. Empezaría sin duda por el error en la comunicación. Y yo, que también sé ponerme pesada, insistiría: “¿Me lo explica?” Algo le saldría a ese quien fuera para no darse por vencido. Por ejemplo, Sánchez dice vaguedades, no precisa, no contesta cuando le preguntan los periodistas. Y yo, que no dejo de escuchar atentamente los discursos y las respuestas de Sánchez en las conferencias de prensa, argüiría que yo entiendo perfectamente todo lo que dice, que lo que no entiendo es qué no se entiende de lo que dice Sánchez. Vamos a ver, ¿me puede dar algún ejemplo de vaguedades, de imprecisiones, de falta de respuestas? Y claro, me las daría, enrevesando. La lengua española da para mucho como nos demostró Mariano Rajoy semántica y sintácticamente. Al final resulta que no entiendo a quien no entiende a Pedro Sánchez porque explica los errores de Pedro Sánchez con vaguedades, imprecisiones y respondiendo con algo distinto a las preguntas que se le han preguntado. Y me pregunto yo, ¿por qué ese empeño en meter por todas partes “los errores de Pedro Sánchez”, que comete errores y son muchos errores?

La mente se me va por todos los cerros y en todos veo preguntas que parecen brotar como horrendas plantas carnívoras dispuestas a devorar a cualquiera que acerque.

Se desata una epidemia que empieza a matar personas a miles. El presidente del gobierno se encierra con epidemiólogos y expertos en diferentes áreas y con sus ministros para dar forma legal a las soluciones que epidemiólogos y expertos le han aconsejado. La prensa empieza a clamar que el presidente está encerrado, que no aparece, que no da la cara. ¿Qué quieren? ¿Un presidente que aproveche las circunstancias para convertirse en estrella mediática al estilo del líder de la oposición? Poco tardarían en quejarse de que el presidente no trabaja porque está siempre en la radio, en la tele o en sesiones de fotos. El presidente no informa, dicen. Está trabajando, coño. Para informar ya tiene al doctor Fernando Simón y al ministro de Sanidad, Salvador Illa, y a quien tenga información que ofrecer en su campo de responsabilidad. Sí, pero resulta que el doctor no tiene voz de comunicador y Salvador Illa es filósofo y la ministra portavoz habla con acento andaluz y salen unos hombres con uniforme. ¿Me quiere alguien decir qué tienen esos detalles que ver con una epidemia que amenaza con destruir a miles de personas, que está destrozando a miles de familias, que va a meter en un hoyo la economía del país junto a los millones que dependen de la economía del país? Es que no se puede estar hablando todo el día de todos los días en soso de las tragedias que nos acoran; hay que echar un poco de sal y pimienta, dirían. Y digo yo, por ejemplo, Pedro Sánchez está dando una conferncia de prensa una vez en semana para informar. A lo que casi todos los comentaristas replican: Sí, pero no dice nada.

Nos estamos luciendo con el aliño. Sobre todo, picante que no falte. Europa entera y parte de América nos contemplan con una cierta diversión y, sobre todo, con estupor. Trump no para de decir y recomendar disparates, pero es el presidente de los Estados Unidos y se le respeta aunque toda persona sensata se dé cuenta de que está loco de remate. Bolsonaro, otro por el estilo, está llenando el país de muertos, pero es el presidente de Brasil y se le respeta y se monta una manifestación multitudinaria para apoyarle. Los españoles, sin embargo, ya están otra vez a palo limpio. El presidente Sánchez comete muchos errores y no se pone de acuerdo con el líder de la oposición.

La oposición de las derechas, agotadas ya contra el gobierno todas las salvajadas que se le pueden ocurrir a una mente salvaje, recurre a repetir salvajadas para que la diversión no decaiga. Al principio, los periodistas, presentadores, tertulianos repetían con entusiasmo esas salvajadas hasta que, conscientes de que un chiste que se cuenta varias veces no hace gracia, dejaron de repetirlas. Entonces, a uno de los salvajes se le ocurrió acompañarlas con el ruido de cacerolas. Escándalo los dos o tres primeros días. Los españoles iban a atronar todas las calles de España pidiendo con caceroladas la dimisión del gobierno. Pero la sugerencia no coló. Para tumbar a este gobierno habría que sacar los tanques a la calle, pero resulta que el ejército ya no es como el de aquellos tiempos, ¡qué tiempos aquellos! El ejército ha madurado y, salvo honrosas excepciones, se ha vuelto democrático. ¿Qué hacer? Considerando que cuatro años son muchos años y que las ideas se agotan, ya solo les queda hacer una manifestación con los líderes en cueros para demostrar a los más brutos que los de derechas la tienen más grande. El Photoshop hace maravillas y los expertos en marketing saben cómo preparar pienso para atraer al rebaño.

Nos toman por animales. No solo la salvaje oposición de las derechas; casi todos los periodistas, comentaristas y tertulianos también. Ni anoche ni esta mañana he oído ni leído referencia alguna al discurso impecable de hombre de estado que el presidente de todos los españoles ofreció ayer en el Congreso. Sin poder acusar a Pedro Sánchez de soberbia, como de costumbre; sin poder acusarle de ocultar datos, como de costumbre; sin poder acusarle de insultar y crispar, simplemente ignoraron su discurso entero desviando la atención de oyentes y espectadores a lo difícil que le resulta a Pedro Sánchez llegar a acuerdos con los demás partidos, razón por la cual iba a resultarle muy difícil gobernar. La media noche les trajo un milagro inspirado en el cuento de Cenicienta, pero al revés. A esa hora intempestiva, la calabaza de la sesión del Congreso se convierte en suntuosa carroza regalando titulares a los periódicos y tema para hoy a presentadores y tertulianos. “El PSOE, Unidas Podemos y Bildu firman la derogación íntegra de la Reforma Laboral”. ¡Gloria a Dios! Ahora sí que apareció un error de Pedro Sánchez. Uno de los errores de Pedro Sánchez, de los que se llaman garrafales, fue decir, hasta en el Congreso, que solo derogaría los aspectos lesivos de la reforma. Lo cual confirma otro error. Pedro Sánchez da bandazos, comete un error y rectifica. O sea que encima de una oposición salvaje y otra que solo está por sus asuntos como si el resto de los españoles le importáramos menos que un comino, resulta que tenemos una prensa que no sabe que rectificar es una virtud. Para quien no se haya enterado, el pleno de ayer era para prolongar el estado de alarma con el objeto de evitar más contagios y salvar más vidas. Qué aburrido, ¿no?

Pues bien, en nombre de la mayoría de los españoles, digo urbi et orbi que nos importa un carajo que la reforma se derogue íntegra o solo los cachos que nos afectan lesivamente. Miren ustedes, a la mayoría de los españoles nos importan nuestros padres, nuestros hijos, nuestros nietos. Y porque nos importan todos ellos, nos importan nuestras neveras, nuestras hipotecas, nuestros alquileres. Y por eso, de la reforma laboral nos importa lo que afecte a nuestros empleos y sueldos y condiciones de trabajo y de despidos, y paren de contar.

No queremos monsergas. No queremos que nos amarguen más la vida quitándonos la esperanza. No queremos que nos asusten más de lo que nos asusta el puto virus, intentando convencernos mañana, tarde y noche de que nuestros destinos están en manos de un hombre, de un gobierno que solo comete errores y muchos errores. ¿Se enteran? Pues a ver si se enteran de una vez porque uno de los errores que oposición y prensa cometen en este país es dejarnos en ridículo ante todos los países civilizados del mundo por creer que una pandemia se combate zurrándonos los unos a los otros. Eso sí que es un error que afecta nuestra dignidad y nuestro prestigio. Y ese error sí que no se puede contar entre los muchos, imprecisos “errores” de Pedro Sánchez. Hemos dicho.

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