Las instituciones de Cantabria reconocieron La Vijanera como Bien de Interés Cultural

La Vijanera – BIEN DE INTERÉS CULTURAL INMATERIAL

(Desde Silió: http://www.vijanera.com/)

Llegó el día, precisamente cuando se cumple un mes desde que nos tocase vivir uno de los momentos más duros sentimentalmente hablando de nuestra historia reciente, hoy es el momento de celebrar y disfrutar. Desde este instante, el 4 de febrero de 2021 será un día para recordar y ser aún más conscientes del legado que estamos en la obligación de preservar. Hoy es una jornada importante para nuestro pueblo, pero para entender la razón es necesario repasar lo que significa la declaración que se ha hecho pública.

Actualmente en Cantabria están reconocidos como Bien de Interés Cultural Inmaterial los bolos, las marzas, el toque del rabel, la trova montañesa y el oficio de albarquero. La Vijanera se une a este grupo siendo la primera manifestación declarada directamente vinculada a una localidad concreta. A nivel nacional, aunque reconocidas en cada una de las comunidades, ingresamos en una larga lista de en la que destacan ritos como los Carnavales de Lantz e Ituren y Zubieta (Navarra), Los Sidros y Comedies de Valdesoto (Asturias), la Endiablada de Almonacid del Marquesado (Cuenca)… Esperamos que en los próximos años más mascaradas puedan sumarse a esta nómina ya que en muchos casos así lo merecen por méritos propios.

Aunque la cultura inmaterial históricamente no ha sido tan reconocida como la material, los portadores de este tipo de prácticas debemos cuidar este legado al menos con el mismo empeño que se pone en lo tangible. En Silió contamos con el monte Canales (uno de los mejores robledales de la región), la ermita de Santiago, escudos, casas nobles y otras más humildes de arquitectura popular que configuran un entorno único que debemos preservar. Aunque si esta declaración también es especial es porque desde hoy la Vijanera se vincula aún más a la iglesia de San Facundo y San Primitivo del siglo XII. Hablamos de una de las joyas del románico de nuestra comunidad declarada como Monumento Nacional el 17 de Junio de 1896 y Bien de Interés Cultural el 23 de Abril de 1970. Hoy se unen nuestro patrimonio material y el inmaterial que tantos siglos se ha desarrollado en esa plaza.

No se puede entender nuestro entorno sin las tradiciones y costumbres que constituyen la memoria viva de las generaciones que nos precedieron. La Vijanera forma parte de un ciclo, nuestro pueblo es único por preservar el Truidu, las Marzas (con una versión propia de aquí), la Maya, la feria, la magosta, los inocentes… También formaban parte del acervo cultural de Silió otras tradiciones como la patente, las enramadas, las jilas, las hogueras, las deshojas, las torres de rodales, diversas romerías, las colaciones…  Por ello es de justicia reconocer hoy el trabajo realizado por todo un pueblo a lo largo de los siglos. Aunque hemos llegado al final de un tramo, el camino no termina aquí. Seguiremos cuidando y transmitiendo esta herencia aplicando como siempre grandes dosis de pasión y rigor en todo lo que hacemos.

Como decían en la prensa de principios de siglo XX  los testimonios de los vecinos de entonces: «que tengamos fama de burros era por culpa de un embuste de los gordos, una ridícula leyenda de los tiempos de Napoleón». Sin embargo quizás por nuestro carácter ya avanzado el siglo XX  Silió es una de las localidades de Cantabria que mejor ha sabido preservar su cultura tradicional, especialmente los ritos estacionales.

El 4 de Febrero de 2021 quedará en la historia como el día en el que las instituciones de Cantabria reconocieron el trabajo de nuestros antepasados desde hace siglos. Como ellos mismos afirmaban hace casi un siglo en ese momento la Vijanera ya estaba desapareciendo en otros pueblos a pesar de ser tan típica y popular antaño. Ya en ese momento reivindicaban que el rito era honra de nuestra patria chica y orgullo de la montaña. Los últimos eslabones de esa cadena fueron fundamentales en la recuperación realizando una aportación vital como informantes. No podemos olvidarnos hoy del Tín, último de los vijaneros que tuvo el honor de salir en aquella época y que hace unos días ha sobrepasado la barrera de los 100 años.

También es el día de acordarse de aquellos jóvenes de los 80 liderados por Ángel Vélez, no habríamos llegado hasta aquí sin su esfuerzo y empeño. Ellos nos enseñaron a querer nuestras tradiciones y lo más importante de todo, a escuchar a nuestros mayores. Esa semilla volvió a convertirse en un sentimiento imparable que hace que los más jóvenes sientan el mismo orgullo que antaño por ser vijaneros. Ellos los transmitirán a sus descendientes y de este modo la tradición cumplirá su función de rito de iniciación de las futuras generaciones.

Todos los vecinos y descendientes de este gran pueblo tenemos un motivo más de orgullo. Esta declaración no afecta solo a los que encarnan algún traje, ser vijanero es mucho más. Toca agradecer a todas esas familias que han trabajado cosiendo, entregando ropa, alimentándonos y quitándonos la sed, dando donativos a cambio de coplas… En definitiva es mérito de todo el colectivo y así lo celebraremos en un acto ofreciéndoselo al pueblo cuando la situación lo permita.

Junto con la fiesta en sí, se deben preservar todos esos procesos como el atado de los campanos,  la elaboración de las máscaras, la confección de los trajes, el vocabulario propio, las coplas… Todos estos elementos constituyen un todo compacto y sin fisuras fruto de la amalgama de siglos de experiencias y recuerdos. A día de hoy esta fiesta constituye una de las señas de identidad que nos permite llevar por medio mundo el nombre de nuestro pueblo.

Ante todo, somos conscientes de que la declaración que hoy nos llena de orgullo no habría sido posible sin el trabajo de personas que en muchos casos sin ser de aquí han sentido este objetivo como suyo. Esos esfuerzos han sido vitales para mantener la inercia a lo largo del empinado, pedregoso y tortuoso camino. Gracias de corazón por esa implicación y cariño que nos habéis transmitido, este reconocimiento es también vuestro.

La tradición, aunque de origen incierto y antiguo mira siempre hacia su pasado intentando mantener su esencia inalterable, pero sin perder su condición de cultura viva. La noticia que hoy celebramos no modificará el sentimiento que derrochan los vijaneros para con su fiesta, pero sí nos permitirá reivindicar con orgullo la esencia de lo que hacemos que va mucho más allá de lo que se ve el primer domingo de Enero. Ser vijanero implica una forma de entender la vida de un modo solidario y tiene como objetivo último honrar la memoria de quienes nos precedieron.

Por esa energía que se descarga cuando traspasamos la puerta del local, por esa fuerza generada por todo un pueblo moviéndose a la vez. Por esa piel de gallina, ese nudo en el estómago y las noches en vela que aún nos quedan por vivir. Por los cánticos, los gritos, las risas y las lágrimas. Por el corcho humeando, la escayola en los dedos, el calor de las pieles, los pinchazos de las agujas, la pintura en la ropa, el picor de la saca, las heridas por todo el cuerpo… Por los que fueron vijaneros y por los que lo serán. Como si de la muerte del Oso se tratase, gritaremos una vez más hasta que retumbe nuestro valle  :

¡VIVA LA VIJANERA, VIVA SILIÓ Y VIVA CANTABRIA!

What do you want to do ?

New mail

Scroll al inicio