Francisco Sierra: «Cortar por la línea de puntos»

Finalizan 99 días de estado de alarma por la crisis sanitaria Covid-19 en España. Ha habido tiempo estos días para dedicarnos a nuestras aficiones más insospechadas, cocinar, leer, bricolaje y diversas manualidades. También hemos podido leer y escuchar mas declaraciones y opiniones de los diferentes líderes y responsables políticos que de costumbre, el confinamiento nos ha ofrecido más tiempo para ello. Me he permitido anotar algunos puntos referidos a intervenciones relacionadas con la Constitución, pues ha sido un tema recurrente durante la pandemia.
Uno, afirmar que proteger a los trabajadores es proteger al empleo, olvidando que los autónomos también son trabajadores, por cuenta propia, y que también generan empleo. Dos, que celebrar el 14 de abril la conmemoración de la II República, es acercar a España a una nueva República aboliendo la Monarquía. Tres, que gobernar dentro del estado de alarma y su excepcionalidad, para unos, permite gobernar a “golpe de decreto-ley” sobre todas las cuestiones, y para otros, que bajo ningún concepto se puede legislar desde el Gobierno en esta situación de excepcionalidad. Cuatro, que el poder judicial, para unos, debe limitar su capacidad de averiguar cualquier hecho relacionado con la pandemia, y para otros, que acudiendo a la justicia con cientos de denuncias y judicializando la acción política de este país, olvidando que el poder judicial es un poder independiente y que sólo está sometido al imperio de la ley. Quinto, que la intervención de empresas pueda efectuarse si el interés general así lo justifica, sin añadir que a cambio siempre habría una indemnización según marcan las leyes, y no como una requisa gratuita. Sexto, quienes afirman que la existencia de las Comunidades Autónomas suponen un atraso para la gestión de lo público, y que habría que suprimirlas o reducirlas a la mínima expresión, y por el contrario, quienes consideran a las Comunidades Autónomas como un elemento territorial superado, y que la soberanía de los territorios de una España confederal hacen prescindible nuestro Estado Autonómico, olvidando ambos la existencia del Título VIII de la Constitución.
Cada cual sabe quien o quienes han podido ser los autores de pronunciar cada punto imaginario constitucional, y habrá también quienes ambicionen que todos ellos componen una fina línea de puntos que cualquier tijera permite cortar siguiendo la misma, en un ejercicio de manualidad “estilo Covid-19”, para hacerse una Constitución a su medida. Nada más lejos de la realidad. La Constitución, con la que muchos se han llenado la boca estos días de pandemia y confinamiento, no admite cortes por las líneas de puntos imaginarias de unos y otros, ni sirve de juguete recortable. Se trata de un texto integral, que regula nuestro modelo de Estado y de sociedad, que admite toda la diversidad democrática de visiones, y que para su reforma, hay dos modalidades con su procedimiento establecido.
Menos mal que el estado de alarma finalizó, aunque los aficionados de las manualidades políticas y del corte por la línea de puntos de nuestra Constitución amenazan con volver, a pesar de todo.

Autor: Francisco J. Sierra Fernández / Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas y Sociología

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