25/04/2025

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Sancho Michell: «¿El vino español ante un nuevo orden comercial? Oportunidades entre aranceles y autenticidad»

El uso sistemático de aditivos, conservantes, estabilizantes y otros productos enológicos ha dado lugar a vinos técnicamente impecables, sí, pero muchas veces desprovistos de carácter, de alma

En un momento en el que las relaciones comerciales internacionales parecen volver a tensarse, la reciente reactivación de los aranceles por parte de la administración Trump a determinados productos europeos —entre ellos, el vino español— reabre un debate que no es únicamente económico, sino también identitario y estratégico.

Estados Unidos ha sido, durante años, uno de los principales destinos de exportación del vino español, y en muchos casos el segundo cliente en importancia para nuestras bodegas. Por tanto, no es de extrañar que esta nueva política comercial genere una honda preocupación en el sector. Algunas bodegas, especialmente las pequeñas y medianas que han construido su modelo de negocio en torno a ese mercado, podrían verse abocadas a serias dificultades si no se abren nuevas vías de acceso o se redefinen sus estrategias.

Sin embargo, esta situación no debería abordarse únicamente como una amenaza. También es una invitación a la reflexión profunda: ¿Hemos delegado demasiado en determinados mercados exteriores? ¿Hemos corrido el riesgo de adaptar excesivamente nuestros productos para satisfacer demandas ajenas, desdibujando en el proceso la autenticidad de nuestras elaboraciones?

En los últimos años, buena parte de la producción vinícola mundial se ha estandarizado. El uso sistemático de aditivos, conservantes, estabilizantes y otros productos enológicos ha dado lugar a vinos técnicamente impecables, sí, pero muchas veces desprovistos de carácter, de alma. En este contexto, el vino español —rico en diversidad de suelos, variedades autóctonas y saber hacer ancestral— debería reconsiderar su papel no como un actor más en un mercado global saturado, sino como un referente de identidad y excelencia.

Quizá esta sea la oportunidad para que el sector mire hacia mercados alternativos, como China, que ha mostrado un creciente interés por los productos europeos de calidad, y que, con una adecuada estrategia, podría convertirse en un socio comercial de primer orden. Pero también puede ser el momento de apostar con decisión por los vinos naturales, ecológicos y biodinámicos. Lejos de ser una moda pasajera, representan una forma de entender la viticultura que respeta el entorno, valora la singularidad del producto y responde a una sensibilidad creciente entre los consumidores más exigentes.

Naturalmente, no se trata de oponer vino convencional a vino natural como si fuesen mundos enfrentados, ni de caer en idealismos que ignoren la realidad del mercado. Pero sí de abrir un debate necesario sobre el rumbo que queremos para el vino español en el siglo XXI: ¿seguiremos adaptándonos a los vaivenes del comercio internacional sin replantearnos el fondo del modelo? ¿O sabremos convertir esta coyuntura en un punto de inflexión hacia una viticultura más sostenible, auténtica y resiliente?

En definitiva, quizá los aranceles de hoy nos estén recordando, con crudeza pero con oportunidad, que solo aquello que preserva su esencia logra trascender las fronteras.

Autor: Sancho MICHELL DE DIEGO / Abogado y Diplomático / Director Club Gastronómico La Tenida de Santander

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