Atrás queda la campaña que el partido naranja vivió en mayo de 2015. Unos retos, unas posibilidades reales de cambio y la entrada más que posible en las instituciones públicas hizo que muchas personas ‘arrimaran el hombro’ en pro de un partido y de unas gentes que llevaban la bandera del cambio, de otra forma de hacer política tanto en los ayuntamientos, como en el Parlamento de Cantabria.
Trabajos que el ciudadano de a pie, tal vez desconoce como la pegada de carteles, la instalación de carpas, el reparto de pequeños programas de mano son trabajos y acciones innatas a las elecciones y la única manera que hay de llegar al ciudadano directamente, sin necesidad de medios de comunicación.
Pues bien, por dos motivos fundamentales, Ciudadanos en 2019 tiene problemas en este tipo de acciones. Son problemas económicos y tal vez no debieran de existir porque cuentan con partidas públicas que antes no había. En 2015 Juan Ramón Carrancio y Rubén Gómez contaron con varios tipos de ayudas en estos cometidos. Cuatro años después, no es lo mismo.
Según parece, en Ciudadanos hay problemas económicos para contar con la instalación de carpas por parte de sus ‘voluntarios’. El principal motivo es la decepción que existe en parte de sus militantes o simpatizantes por la gestión en las primarias y en segundo lugar, se percibe acomodo por parte de algunos cargos públicos.
Imagen de archivo de las elecciones de 2015 en Ciudadanos Cantabria.