Luis Feliu Ortega (Teniente General): «El Sahel y el flanco sur de la OTAN»

«El SAHEL está constituido por un conjunto de países diferentes entre sí, con fronteras imprecisas, llenos de conflictos étnicos»

Cuando se crea la OTAN, la amenaza principal y casi exclusiva la constituye la Unión Soviética y sus países satélites. De hecho, su finalidad es hacer frente al expansionismo soviético en Europa. Por lo tanto, el frente está en el Este de Europa, en el llamado Telón de Acero. Su flanco sur estaba constituido principalmente por Grecia y Turquía. Sin embargo, con el derrumbamiento de la URSS y del Pacto de Varsovia, las amenazas empiezan a cambiar y se va pasando de una estrategia bipolar a otra multipolar.  La OTAN se va adaptando a la nueva situación, entorno estratégico y en el concepto estratégico de junio de 2022, definido en  la cumbre de Madrid,  ya se habla de extender la disuasión y la defensa a 360 grados, es decir que la amenaza puede venir de cualquier dirección.

Consecuencia de ello es que, aunque la amenaza principal sigue viniendo del Este y está constituida por la Rusia de Putin y su afán de expansionismo, hay que poner atención en el llamado nuevo flanco sur que ahora está ampliado y constituido por, el Mediterráneo, el Norte de África, Oriente Medio y el SAHEL.

Se conoce con el nombre de EL SAHEL a una región geográfica de África del Norte que constituye una zona de transición entre el desierto del Sáhara al norte y la sabana subsahariana al sur. La palabra sahel proviene probablemente del árabe sähil que significa costa o frontera, haciendo alusión a su frontera con el desierto.

Se extiende como una franja de una anchura de entre varios cientos y mil kilómetros de norte a sur y entre de unos 5.500 a 6.000 kilómetros de largo, cruzando el continente africano desde el océano Atlántico hasta el mar Rojo. Según la estrategia política de las Naciones Unidas abarca áreas de diez países entre los que se encuentran, de oeste a este:  Senegal, Mauritania, Malí, Burkina Faso, Níger, Chad, Sudán y Eritrea y parte de otros como Nigeria, Camerún, Guinea y Gambia. En ella habitan unos 125 millones de habitantes.

A lo largo de la Historia, en la región existieron los llamados reinos sahelianos que se beneficiaron del comercio que recorría el desierto. A finales del siglo XIX el Sahel occidental cayó bajo el dominio francés, como parte del Africa Occidental Francesa. Chad se sumó, proveniente del Africa Ecuatorial Francesa. En 1960 todos estos territorios se descolonizaron. Por su parte, el Sahel Oriental que comprendería lo que es hoy Sudán fue anexionado por Egipto y cayó en 1914 bajo administración británica. Posteriormente fue parte de la eritrea italiana en 1890 y en 1962 obtuvo la independencia. Francia mantuvo su presencia en estos territorios hasta épocas recientes en que se retiró, dejando unos gobiernos débiles, cuando no estados fallidos. La primera nación de la que se fue Francia fue Mali. En 2022 Burkina Faso expulsó a los franceses y en 2023 lo hizo Níger.

Actualmente, El SAHEL está constituido por un conjunto de países diferentes entre sí, con fronteras imprecisas, llenos de conflictos étnicos y luchas entre pobladores sedentarios autóctonos, migrantes, seminómadas y nómadas.   Constituye una región de creciente importancia geopolítica, pero se caracteriza por su inestabilidad política, con frecuentes golpes de estado y conflictos armados internos a los que no son ajenos los grupos yihadistas que encuentran allí territorios adecuados para actuar. Sufre crisis humanitarias con pobrezas extremas, problemas alimentarios agravados por falta de estructuras gubernamentales adecuadas. Es especialmente sensible a los problemas del cambio climático con grandes sequías y desertificación. Todo ello provoca la migración masiva y agudiza los problemas existentes.

Por otra parte, el vacío dejado por Francia y sus aliados está siendo ocupado por Rusia que está explotando a su favor el sentimiento antifrancés y la frustración por la incapacidad de las misiones occidentales para combatir el terrorismo. Está firmando acuerdos de cooperación militar con regímenes militares que se han ido haciendo con el poder en varios estados. Proporciona apoyo militar y entrenamiento a cambio de recursos naturales estratégicos.

Hasta tiempos muy recientes ha sido una región casi desconocida por Europa y por la OTAN y tuvo que ser en la cumbre de Madrid cuando se citó por primea vez a El SAHEL, después de afirmar que ahora la OTAN debe atender las amenazas en 360º.

Por supuesto, que para OTAN el tipo de amenaza y por lo tanto las medidas de disuasión y defensa a tomar son diferentes. En el flanco Este, la amenaza puede ser una nueva invasión de Rusia y Bielorrusia en países como las repúblicas bálticas, Polonia y Eslovaquia, con tropas convencionales de forma similar a lo sucedido en Ucrania. Sin descartar acciones en otros ámbitos, como el ciberespacio.

Por el contrario, en el flanco Sur, las amenazas y retos son diferentes. En la preparación de la nueva cumbre de la OTAN en Washington, el Secretario General ya identificó el flanco Sur como un “área de gran interés”. Efectivamente esta área está cada vez más ligada a la seguridad euroatlántica y afecta especialmente a países como España, Italia, Grecia y Turquía e incluso Portugal, Bulgaria y Rumania, como países OTAN pero también a otros como los del Magreb, Libia y Egipto. Aquí los esfuerzos de la OTAN deben dirigirse fundamentalmente a lo que el Concepto Estratégico define como “Seguridad Cooperativa” por medio de planes regionales de cooperación. De hecho, tras el prácticamente abandono de Francia de esas tierras que fueron colonias suyas, España e Italia e incluso Turquía consideran que su verdadera frontera estratégica está en el SAHEL, actuando el Magreb (Marruecos y Argelia) como glacis defensivo.

Porque la preocupación mayor la constituyen el terrorismo, la inestabilidad política, con estados fallidos y luchas civiles.  A esto hay que añadir la penetración, cada vez mayor de otras potencias como son Rusia y China que buscan ocupar el espacio que han abandonado las occidentales. Esta zona, donde los terroristas encuentran áreas de relativa libertad de acción y donde la presión de la emigración es grande es codiciada por Rusia y China. No hay que despreciar, en este sentido, las alianzas que está estableciendo y manteniendo Rusia con Argelia y Libia. Y no solo es cuestión de penetración para conseguir intereses económicos y estratégicos, sino que, desde allí,  Rusia aumenta su capacidad de desestabilización de los países del flanco Sur de la OTAN. A finales de 2025, la estrategia de Moscú para «agitar el avispero» en África se ha consolidado mediante una transición de empleo de fuerzas mercenarias, a una presencia estatal directa, enfocada en desplazar la influencia occidental y asegurarse recursos estratégicos. Distinta, es cierto, la estrategia de China que pretende un SAHEL estable para expandir sus relaciones comerciales.

España siempre ha querido atraer la atención de la OTAN hacia el flanco Sur y especialmente hacia el SAHEL porque es una región prioritaria para ella por su proximidad geográfica y su influencia en la Seguridad Nacional, especialmente por lo que respecta a la inmigración irregular y a la amenaza del terrorismo yihadista. Más que por misiones y acciones militares como hicieron Francia y Rusia, aboga por la cooperación al desarrollo y las misiones conjuntas y ante la retirada de Francia, está reforzando los lazos con Estados más estables como son Mauritania y Senegal. En cualquier caso, trata de que la OTAN no abandone su atención al flanco Sur.

A pesar de esos esfuerzos, la percepción de la OTAN, especialmente de los estados del Norte, es negativa respecto a este problema, más centrados en la guerra de Ucrania, y la amenaza del Este.

Autor: Luis Feliu Ortega, Vicepresidente 1º de la Asociación Española de Militares Escritores (AEME)  Imagen: https://nuevodiario.es

 

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