«Con China, principal rival tanto geopolítico como estratégico, se pretende mantener la preeminencia económica como la forma más segura de disuadir y prevenir un conflicto militar a gran escala»
Empieza el documento de la Estrategia Nacional de Seguridad (ESN) de 2025, publicado el pasado 4 de diciembre, con un lamento acerca de que las estrategias estadounidenses desde el final de la Guerra Fría no han definido claramente lo que quiere Estados Unidos, expresando vagamente vaguedades y tópicos y juzgando erróneamente lo que debiera hacer Washington, asumiendo cargas que el pueblo estadounidense no consideraba relacionadas con el Interés nacional.
Seguidamente señala los intereses nacionales estadounidenses fundamentales y vitales como garantizar que el hemisferio occidental siga siendo estable y bien gobernado, detener y revertir el daño continuo que actores extranjeros hacen a la economía estadounidense, mantener el Indo-Pacífico libre y abierto, apoyar a otros aliados en la preservación de la libertad y seguridad de Europa, evitar que una potencia adversaria domine Oriente Medio así como asegurar que la tecnología y estándares de Estados Unidos, especialmente la inteligencia artificial, la biotecnología y la computación cuántica, impulsen el progreso mundial. En la doctrina estratégica clásica se les conoce como el QUE.
Con respecto a los medios de que dispone Estados Unidos, indica como más relevantes a un sistema político ágil, la economía más grande e innovadora del mundo, el sistema financiero líder en el planeta junto a el estatus del dólar como moneda de reserva mundial, el sector tecnológico más grande del mundo, el ejército más poderoso y capaz del mundo, una amplia red de alianzas, una geografía envidiable con abundantes recursos naturales, un “poder blando” con una gran influencia cultural sin igual junto con el coraje, la fuerza de voluntad y el patriotismo del pueblo estadounidense. A estos medios junto con el presupuesto se les conoce como el CON QUE.
Llegados hasta aquí, el documento establece los principios básicos, es decir, el COMO, que se deben tomar como referencia en la aplicación de la ESN. Entre ellos, subrayo los que más interesan para este análisis: conseguir la paz a través de la fuerza; la predisposición al no intervencionismo en los asuntos de otras naciones; el realismo flexible en las relaciones con otros países sin imponerles cambios democráticos o sociales; la primacía de las naciones subrayando que la unidad política fundamental del mundo es el Estado-nación y así el mundo funciona mejor cuando dan prioridad a sus intereses.
Continúa la enumeración de principios con el equilibrio de poder sin permitir que ninguna nación adquiera un dominio tal que pueda amenazar intereses estadounidenses; trabajadores estadounidenses serán prioritarios reconstruyendo una economía donde la prosperidad se amplía y se comparte de forma generalizada; o equidad mediante la cual Estados Unidos impulsa desde alianzas militares hasta relaciones comerciales donde el trato es de manera justa.
El conseguir la paz a través de la fuerza, es un principio cuestionable con la ética tradicional de Naciones Unidas, la primacía de las naciones constituye una velada crítica al multilateralismo, los trabajadores estadounidenses entran aquí como un problema social interno, ajeno a la estrategia, y la equidad se puede interpretar como un reproche al reparto de cargas no proporcional en algunas organizaciones como la ONU o la OTAN.
Al hablar de prioridades se indica que la era de la migración en masa y descontrolada ha terminado, siendo preciso proteger al país mediante la seguridad fronteriza; defender la protección de los derechos y libertades fundamentales oponiéndose a las restricciones antidemocráticas sobre las libertades fundamentales en Europa; reparto y transferencia de cargos, como se ha hecho con el 5% del PIB en gasto de defensa en la OTAN; buscar acuerdos para fortalecer la influencia global de Estados Unidos; alcanzar la seguridad económica a través de un comercio equilibrado, garantía de acceso a las cadenas de suministro y materiales críticos, revitalizar su base industrial de defensa, conseguir el dominio energético así como preservar y aumentar el dominio del sector financiero.
En relación con las diferentes regiones geopolíticas mundiales, es decir, DONDE se aplica la ESN, se destacan las consideraciones relacionadas a continuación. En el hemisferio occidental, con la restauración de la “Doctrina Monroe”, se quiere conseguir la primacía de Estados Unidos en la región, excluyendo a rivales e influencias externas junto con una mayor coordinación en el control migratorio y en la lucha contra el narcotráfico.
En Asia, se pretende mantener el Indo-Pacífico libre y abierto desde una clara posición de liderazgo. Se reconoce a China como principal competidor y con la que se debe actuar en competencia y reciprocidad económica y comercial, reiterando el compromiso de la defensa de Taiwán y el fortalecimiento del foro estratégico del QUAD (Estados Unidos, India, Japón y Australia). Todo ello con la idea de ganar el futuro económico y prevenir la confrontación militar.
En Europa, se adopta una postura agresiva de reprobación. Por un lado, se indica la intención de promover la grandeza europea, pero, por otro, se denuncia el declive económico europeo, sus políticas migratorias y la represión de la oposición política, ya aludida en las prioridades expresadas más arriba, así como la desaparición de la civilización europea. A mayor abundamiento, se da a Rusia el mismo trato que a la Unión Europea, señalando que en la guerra en Ucrania se debe restablecer la estabilidad estratégica de Rusia en unas negociaciones de paz. Aquí es donde cabe señalar la consideración de Urano como Europa y de Estados Unidos como Cronos.
En Oriente Medio, se quiere construir la paz una vez que Irán, como máximo perturbador de la región, ha quedado debilitado después de la Operación Martillo de Medianoche llevada a cabo por Washington el pasado verano. Se apunta que se han conseguido avances en el conflicto palestino-israelí mientras se revitaliza las alianzas estadounidenses en el Golfo con otros países árabes, en la idea de reforzar los Acuerdos de Abraham.
En África, Estados Unidos pretende colaborar con determinados países selectos para mitigar conflictos, y fomentar relaciones mutuamente beneficiosas. Por otro lado, se quiere pasar de un paradigma basado en la ayuda exterior a uno de inversión y crecimiento capaz de aprovechar los abundantes recursos naturales y el potencial económico latente en África.
En general, la estructura de la ESN está bien elaborada, el QUE, el COMO, DONDE y CON QUE, aunque le falta establecer abiertamente cuáles son las amenazas y riesgos en la actual situación de seguridad internacional caracterizada por la complejidad, inestabilidad, volatilidad e incertidumbre. Por otro lado, sobresale la aplicación rotunda de una Realpolitik que dejaría asombrado a Bismark.
Sin embargo, hay algunos elementos que destacar. La falta de alusión al impulso y defensa de la democracia, crucial en todas las estrategias estadounidenses; el olvido de un orden mundial basado en normas; el cuestionable principio del uso de la fuerza para conseguir la paz, la vuelta al aislacionismo, el tratamiento agresivo con Europa – Urano – castrado por su hijo Estados Unidos – Cronos -; o el trato tan benévolo con Rusia, principal amenaza tanto de la OTAN como de la Unión Europea. Todos ellos contribuyen a incrementar la vulnerabilidad de Europa y de Occidente.
Siendo cierto que con China, principal rival tanto geopolítico como estratégico, se pretende mantener la preeminencia económica como la forma más segura de disuadir y prevenir un conflicto militar a gran escala, que el Indo-Pacífico ya es y seguirá siendo uno de los principales campos de batalla económico y geopolítico y que un equilibrio militar convencional favorable constituye un componente esencial de la competencia estratégica, también es verdad que no atender debidamente a los grandes dilemas geopolíticos del Intermarium – donde está Ucrania – y de Oriente Medio, constituye un error estratégico de incalculables consecuencias para el futuro orden mundial.
Autor: Jesús Argumosa Pila (General de División, R), Asociación Española de Militares Escritores (AEME),