Las tres especies de las montañas cantábricas y pirenaicas pierden poblaciones por el cambio climático / La población de mochuelo boreal no llega ni al medio millar de ejemplares
En el Día de las Montañas, que se celebra hoy, 11 de diciembre, SEO/BirdLife focaliza la atención en tres especies propias de los ambientes montanos y alpinos a cuyo estudio ha dedicado numerosos esfuerzos. Tras el volumen de datos que ha recogido durante 2024 y 2025 se esconde una realidad: cada vez son menos los ejemplares de gorrión alpino, mochuelo boreal y lagópodo alpino presentes en las montañas del norte peninsular.
Esta situación las ha llevado directamente a la categoría de amenaza de “vulnerable”, en unos casos por declive de la población o por el pequeño tamaño de la misma, según criterios UICN. Esta categoría lleva consigo la exigencia de medidas de conservación y gestión en sus hábitats. Con estos estudios, SEO/BirdLife ha publicado tres monografías que aportan multitud de referencias útiles para dar la alerta de su situación y arbitrar medidas de conservación.
El 25 % de la superficie terrestre
Las montañas son reservorios vitales de biodiversidad ya que, a pesar de ocupar solo el 25 % de la superficie terrestre, albergan el 87 % de las especies de vertebrados y alrededor del 4 % de las especies de plantas con flores, algunas de las cuales son plantas y animales endémicos, es decir, especies que no se encuentran en ningún otro lugar. Los eventos geológicos de orogenia y erosión, la elevación, la orientación, la topografía y la interacción de las montañas con el sistema climático global generan tipos de clima peculiares y complejos, caracterizados por una fuerte estacionalidad, variaciones diurnas pronunciadas y la yuxtaposición de diferentes zonas climáticas creando así unos gradientes únicos que fomentan una alta variabilidad específica y una gran diversidad de rasgos funcionales. Esta complejidad es lo que hace que las montañas sean enclaves únicos y característicos, determinando un papel multifacético como reservorios de biodiversidad.
Una evidencia irrefutable
Cambios estructurales en las comunidades ecológicas impulsados por el cambio climático ya no son solo una posibilidad, sino una evidencia irrefutable. Las regiones montañosas están sufriendo de manera especialmente severa las consecuencias del calentamiento global, lo que está llevando a la desaparición de estas zonas climáticas tan particulares que actúan como refugio para numerosas especies. Debido a su altitud, pendiente y orientación al sol, los ecosistemas de montaña son especialmente sensibles a las variaciones climáticas. De hecho, es precisamente en estos ecosistemas donde más prematuramente se pueden detectar los efectos que el actual cambio climático está provocando en nuestro planeta.
A nivel mundial, las especies están experimentando una redistribución de sus rangos de distribución hacia altitudes más altas, para escapar al aumento de las temperaturas, mientras que aspectos centrales para las interacciones ecológicas, como la fenología, también están cambiando a ritmos sin precedentes, con la amenaza futura de que muchas especies puedan pronto llegar a su extinción. Las áreas de montaña son susceptibles a los cambios ambientales debido a su aislamiento y complejidad. Su alta especialización ha sido debida a procesos evolutivos intensos alimentados por las limitaciones geológicas y las extremas condiciones climáticas. Esta alta especialización ha generado un alto número de endemismos, por lo que las áreas de montaña son especialmente vulnerables y su conservación es especialmente relevante para el mantenimiento de la biodiversidad. Todos estos condicionantes hacían urgente tener una información base que permitiera conocer inmediatamente la situación lo más detalladamente posible de las especies que habitan estos medios. Existen graves deficiencias en el conocimiento de aspectos básicos de su distribución y abundancia poblacional, a menudo con bajas densidades poblacionales, de difícil detección y con aproximaciones complejas a sus hábitats de cría o dispersión para su detección.
Primer censo estatal
Se ha realizado el primer censo a escala estatal, con metodología específica en cada caso, que actualiza la estimación poblacional y la distribución de estas tres aves alpinas: gorrión alpino, lagópodo alpino y mochuelo boreal. Gracias a esos parámetros también se tienen ahora información objetiva y actualizada de su estado de conservación.
Para las tres especies se analizan sus patrones de distribución y abundancia y se presenta su distribución en la cordillera Cantábrica (gorrión alpino) y los Pirineos (gorrión alpino, lagópodo alpino y mochuelo boreal), que constituyen la totalidad de su rango de distribución en el país. Además, esta superficie ocupada supone el límite meridional de su distribución dentro del continente, lo que le confiere una importancia aún mayor, pues se trata de poblaciones especialmente sensibles. Esta información sirve de referencia para futuras evaluaciones de su estado poblacional y, por tanto, sobre su estado de conservación. Además, estos censos constituyen un primer diseño de programas de seguimiento a largo plazo para los tres taxones.
El gorrión alpino
El gorrión alpino es la única especie de su grupo que ha logrado expandirse ampliamente a través de los principales sistemas montañosos del continente (abarca desde el Altái mongol hasta los Alpes) y España mantiene el límite meridional de su área de distribución y, por tanto, su población más vulnerable. Se reproduce en hábitats alpinos por encima de los 1.900 m de altitud en los Alpes, y por encima de los 1.700 m en la cordillera Cantábrica, que incluyen terrenos rocosos y áridos con prados alpinos cercanos a grandes paredes verticales con grietas que utilizan como sitios de nidificación.
En nuestro trabajo se ha estimado una población en torno a 6.770 individuos, (3.386 parejas: 1.560 en la cordillera Cantábrica y 1.826 parejas en Pirineos). Ocupa preferentemente zonas de alta montaña con presencia de roquedos y praderas alpinas, donde factores topográficos, climáticos y de hábitat —como la altitud, la cobertura calcárea y la persistencia de nieve— determinan la idoneidad del entorno. Estas características hacen que la especie sea especialmente sensible al cambio climático, que está reduciendo la permanencia de la nieve y alterando los microhábitats alpinos. Comparado con las estimaciones históricas locales previas se calcula un posible declive poblacional, especialmente en la vertiente cantábrica, donde algunas colonias han reducido su tamaño en más del 40 % en la última década. En estas circunstancias de fraccionamiento y tamaño de población se estima que debe considerarse en la categoría de “vulnerable” en el Listado de Especies protegidas de España y en consecuencia es necesario que exista un plan para asegurar su conservación de forma urgente.
Lagópodo alpino
El lagópodo alpino habita en zonas alpinas donde abundan los roquedos, canchales y, en ocasiones, zonas de turbera; espacios de escasa vegetación continua por la extensión de áreas rocosas con escasez de suelo donde se pueda asentar la vegetación. Suele estar distribuida en un rango altitudinal desde los 1.620 m hasta los 3.000 m, siempre por encima del límite supra forestal. Este censo determina una población próxima a 945 (356-1.871) individuos para todo el Pirineo. Se estima una disminución superior al 37 % en algunas poblaciones. Teniendo en cuenta predicciones modelizadas en base a la evolución de su hábitat por el cambio climático y los resultados de censos locales, se calcula una disminución muy severa de la distribución potencial para 2041-2070, lo que se traduciría en reducciones de la extensión de presencia, de la calidad del hábitat y del número de localidades, lo que unido a su pequeño tamaño de población hace que se considere también en la categoría de amenaza de “vulnerable”.
Mochuelo boreal
El mochuelo boreal es una especie de amplia distribución holártica, pero escasa y poco conspicua de las masas arbóreas de la península ibérica (cordillera Pirenaica y el Prepirineo). Ocupa fundamentalmente bosques de coníferas en los límites supraforestales del Pirineo, pero presenta características que la convierten en un ave muy especial.
Sus requerimientos de cría se focalizan en agujeros de árboles, oquedades que son creadas, por lo general, por los nidos construidos (agujeros) por el picamaderos negro. En este caso los muestreos se realizaron con un sistema innovador y aparentemente muy eficaz: 320 grabadoras que trabajaron diariamente (cada noche). Se ha podido asegurar la presencia de individuos de esta especie en 50 puntos, estimándose una población de 483 (206 – 909) individuos para todo el Pirineo español. El pequeño tamaño de población hace que se considere en la categoría de amenaza de “vulnerable”.
Los resultados de estos tres estudios ponen de relieve la necesidad de implementar programas de seguimiento específicos y estandarizados, que permitan detectar tendencias poblacionales y diseñar medidas de conservación orientadas a mitigar los efectos del cambio climático y la fragmentación del hábitat en estas especies emblemáticas de los ecosistemas alpinos ibéricos.
Monografías disponibles en abierto
Las tres monografías, editadas por SEO/BirdLife y realizadas por expertos del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (CSIC/UO/PA) y del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC), están disponibles para todas las personas interesadas en la web de SEO/BirdLife.
Imagen: ©Piotr Krzeslak/Shutterstock