Solo un 13% de los autónomos de Cantabria tiene menos de 35 años
Cantabria ha superado los 596.000 habitantes, según los últimos datos del INE, impulsada principalmente por la llegada de personas nacidas fuera de España. En lo que va de 2025, han llegado más de 4.200 personas migrantes a la comunidad, consolidando una tendencia que lleva años compensando la pérdida de población nacional. Este dinamismo demográfico tiene un reflejo directo en el trabajo autónomo, donde las personas migrantes han pasado a ser un pilar fundamental del crecimiento.
Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo, en septiembre de 2025 había 41.413 personas afiliadas al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) en Cantabria, de las cuales 3.232 eran extranjeras, lo que representa un 7,8% del total. Aunque este porcentaje está por debajo de la media nacional (14,3%), el dato revela una tendencia sostenida: en septiembre de 2025, mientras el colectivo nacional perdía 144 afiliaciones, el colectivo extranjero sumaba 150 nuevas altas. Esta evolución confirma el mismo comportamiento registrado un año antes, en diciembre de 2024, cuando las personas migrantes aumentaron en 219, frente a un retroceso de 325 autónomos de nacionalidad española.
“En un contexto de profundo envejecimiento del colectivo autónomo, las personas migrantes están manteniendo viva la base activa del trabajo por cuenta propia en Cantabria. Son un motor que no podemos seguir ignorando”, ha señalado Álvaro Gómez, portavoz de TAEC-UATAE Cantabria.
Cantabria presenta uno de los perfiles más envejecidos del trabajo autónomo del Estado: el 58,3 % de las personas afiliadas al RETA tienen más de 46 años y más de 11.000 personas tienen entre 56 y 65 años, según los últimos datos. Solo un 13% del colectivo tiene menos de 35 años, lo que convierte a las nuevas incorporaciones, en especial las de personas migrantes, en una pieza clave para el relevo generacional.
Además de aportar juventud, las personas migrantes están abriendo negocios y prestando servicios en sectores como la hostelería, el comercio, la construcción, los cuidados o los servicios personales, muchas veces en entornos rurales donde su actividad revitaliza la economía local. En palabras de Gómez:
“Hay pueblos que mantienen su comercio de proximidad o su cafetería abierta gracias a proyectos impulsados por personas migrantes. No se trata solo de economía, sino también de comunidad”.
Según las estadísticas del Ministerio de Trabajo a septiembre, del total de personas extranjeras autónomas en Cantabria, más de la mitad (1.646) provienen de Europa, con 1.174 personas de países de la Unión Europea. Les siguen 818 personas de América, mayoritariamente de Sudamérica (638), mientras que los colectivos de origen asiático (495) y africano (148) aún tienen menor peso.
A pesar de su creciente relevancia, las personas migrantes siguen enfrentando barreras importantes para emprender: dificultades para acceder a financiación, obstáculos administrativos, falta de redes de apoyo o desconocimiento de recursos disponibles. A esto se suma la escasez de políticas públicas específicas dirigidas a este colectivo.
“Reconocer su aportación es imprescindible, pero no suficiente. Desde TAEC-UATAE pedimos al Gobierno de Cantabria que sitúe al emprendimiento migrante en el centro de las políticas de trabajo autónomo. Solo así podremos construir una economía diversa, sostenible y con futuro”, concluye Gómez.
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