Alfonso del Amo-Benaite: «La libertad»

El 24 de octubre pasado la administración lanzó una prueba, de alerta la llamaron, a los teléfonos móviles de los ciudadanos. Así en crudo, sin anestesia entrometiéndose en la privacidad de la gente.

Lo más curioso y penoso de la operación es la docilidad ovejuna con que la gente ha recibido el mensajito, de la información laudatoria sobre el asunto en los diferentes medios ya ni digo nada. Para que …

Esta operación no es un abuso único, ocasional de las AA.PP, aquí, en España, se están cercenando las libertades y la privacidad de la gente de forma habitual y muy constante.

Es de sobra conocido como los ciudadanos padecimos secuestro durante el «Estado de excepción» decretado a raíz de la pandemia, restricciones, confinamiento, multas. Represión a fin de cuentas, catálogo de lo que se han atrevido en un País democrático, sin el menor pudor, con la liberticidda «Ley Mordaza» del malhadado Fernández aprovechada a fondo por los gobernantes actuales.

Si algo tenemos las personas inherentes a tal condición son la vida, la libertad y nuestra propiedad, precisamente ahí se encuentra ahora la siguiente restricción : nuestro dinero, ese que cada cual gana con su trabajo y que después del sablazo del estado deberíamos poder disponer a nuestro libre albedrío y no podemos, disponer de el libremente no es más que un enunciado teórico puesto que las restricciones existen al no poder pagar y cobrar en efectivo como nos de la real gana, estamos limitados en las cantidades, eso si, siempre con las más nobles intenciones, evitar el dinero negro o el producto de actividades delictivas, dicen …. falso ¡¡¡ se trata de un control más sobre las personas, el verdadero interés esta en eliminar el dinero físico y conducirnos a la utilización del plástico y las transacciones interbancarias, ello supondría no tener que respaldar el dinero en circulación, convertirlo en meros apuntes contables y, atención ¡ poder cancelarlo cuando quieran.

Esta deriva liberticida, nada casual, tiene recientemente un nuevo instrumento que permite a los gobiernos ampliar su pulsión liberticida : La ley de Seguridad Nacional. Por medio de esta se aseguran el diabólico mecanismo en donde las situaciones extraordinarias serán declaradas por los mismos que se aprovecharán de estas atribuciones auto otorgadas, que van desde la posibilidad de reclutar obligatoriamente a todo ciudadano mayor de dieciocho años sin que pueda negarse a la leva pudiendo acabar militarizados, además podrán disponer discrecionalmente de todos los bienes y servicios de ciudadanos y empresas sin límite ni contraprestación. Todo ello sin someterse al control democrático del Congreso.

La democracia es un régimen de opinión pública, en donde la acción gubernamental debe estar a disposición, ser pública y no puede ser ocultada. Pues bien, se ha puesto en marcha una nueva Ley, la de «Información clasificada» que permitirá a los poderes clasificar materias ajenas a la seguridad y la defensa, otorgando la potestad a un «elenco de autoridades». En definitiva : el Estado podrá actuar como quiera ( siempre lo hace ) en interese económicos, industriales, en asuntos exteriores, en funcionamiento del propio estado.

Fíjense si hay motivos para estar preocupado, que cuando se aprobó el anteproyecto se omitió el trámite de consulta previa y por si fuera poco el periodo de exposición pública se redujo de quince a siete días.

Todo esto sin tener en cuenta la ingente información que sobre nosotros tienen Hacienda Seguridad Social, Sanidad, Ayuntamientos, etc … datos que tienen un tratamiento y custodia que desconocemos igual que el uso que se hace de ellos sin que podamos controlarlo, convirtiéndonos de facto en súbditos en manos de la monstruosa maquinaria del Estado y sus aparatichs, que no conforme con saquear nuestro dinero meten sus narices hasta debajo de las camas.

Lo he dejado escrito muchas veces y de nuevo lo hago : es incomprensible como los españoles aceptan la omnipresencia del Estado, su espionaje y el asalto a su propiedad de manera tan mansurrona y cobarde.

Autor: Alfonso del Amo-Benaite. Consultor de Mercados & Marketing.

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