03/05/2024

nada personal, solo información

Javier Puente (senador del PP por Cantabria): «Ciencia, 0; Ideología, 2. Un resultado letal para la Libertad»

Si la mayoría de los médicos españoles se niegan a practicar un aborto es porque saben, científicamente, lo que supone esa práctica. Gracias a años de estudio saben en qué momento se forman los dedos de un bebé, cuándo comienza el latido del corazón o en qué momento el feto tiene sensibilidad al dolor. También han aprendido cómo desde el momento de la concepción hay ya un código genético que determina todo el desarrollo posterior. 

Frente a la Ciencia, la ideología dominante impone la práctica del aborto en muchos países del mundo. Afortunadamente, en algunos estados de América, como en Texas, ya han comenzado a limitar el aborto con criterios científicos. Desde el pasado 1 de septiembre está restringido desde que se siente el latido del feto, normalmente en torno a la sexta semana de gestación. 

La mayoría de los médicos españoles no quieren ser cómplices de una imposición ideológica que supone la eliminación de una vida humana, tal y como constata la ciencia. Que el Gobierno quiera penalizar la objeción de conciencia ante el aborto es el último atropello a la libertad en nuestro país. Para la coalición social-comunista la dignidad de la persona, la vida humana no es una prioridad. Todo se subordina a una ideología que no admite crítica. 

Esta posición anticientífica es también una realidad en toda la ideología ‘Gender’. Desde el momento en que un hombre, que se siente mujer, puede inscribirse como mujer por propio capricho ya hemos tirado a la basura toda la ciencia acumulada durante siglos. Las diferencias entre hombre y mujer, desde el nacimiento, durante el desarrollo, la adolescencia, la maternidad… Todo ello queda borrado de un plumazo por una simple declaración personal, que se declara legal. 

En este caso de derrota de la Ciencia también se penaliza a quienes denuncian que el rey está desnudo. Quienes apelan a la Ciencia para definir qué es un hombre o qué una mujer se ven acusados de homófobos o de retrógrados, cuando la realidad es que no se dejan arrastrar por una ideología preconcebida. 

La historia juzgará a los responsables de todo este despropósito. Lo que está claro es que hay muchos que no vamos a permanecer en silencio ante estos disparates. Con respeto, con información y con las evidencias científicas. Este verano escribí en otra columna, y me reafirmo, que prefiero estar en la cárcel que en silencio. Los fanáticos de la ideología única, que penalizan a quienes no piensan como ellos, me van a tener siempre enfrente. 

Scroll al inicio