Las obras del número 13 de Isabel II de Santander se disparan a los 5 millones de euros

Los propietarios llevan 15 meses perdiendo dinero todos los días, sin fecha para recuperar viviendas y locales, y no se sabe cuándo terminarán las derramas.

Los propietarios de las viviendas y los locales del número 13 de la calle Isabel II de Santander viven una auténtica pesadilla económica. Desde la tarde del 5 de junio de 2020 hasta este mes de septiembre de 2021 solo hay dos novedades y ambas parece que no tienen fin. Los propietarios han vuelto a depositar una nueva derrama estos meses de julio y agosto que ronda los 400.000 euros, y la constructora Palomera sigue con las obras paso a paso, tanto en las viviendas como en los locales. Ambos cometidos no parecen encontrar una luz que vislumbre cuándo se van a recuperar sus viviendas y sus locales los propietarios. Lo que sí es seguro es que este año 2021 se cerrará si entrar a vivir y sin poder abrir los bajos tanto de la calle San Francisco, como de Isabel II y Calvo Sotelo.

Los propietarios pusieron inicialmente 700.000 euros, volvieron a poner 400.000 euros, volvieron a aportar 300.000 euros, de nuevo otros 500.000 euros en mayo de 2021, ahora unos 400.000 euros, superando la cantidad de los 2.300.000 euros. No obstante, solamente los bajos del edificio requieren una intervención total desde el suelo, paredes, techo, entradas de luz, teléfono y agua… absolutamente integral es el arreglo que requiere cada uno de los bajos, que actualmente están impracticables y con la última derrama de este verano no se aporta nada para esos locales. Sino que la nueva derrama va destinada al conjunto del edificio que según unas estimaciones, la cantidad total que puede suponer la rehabilitación del edificio con llave en mano para cada propietario puede estar cerca de los 5 millones de euros como suma general. El derumbe del edificio y posterior levantamiento tal vez hubiera sido más rentable, aunque a posteriori, parece fácil realizar tal afirmación.

QUINCE MESES PERDIENDO DINERO TODOS LOS DÍAS

Desde aquella tarde de junio de 2020 hasta septiembre de 2021 (de momento) los propietarios de los bajos, así como aquellos que poseen viviendas en régimen de alquiler están perdiendo dinero todos los días. Tanto en las derramas que parecen no tener fin, como en la entrada de dinero de los alquileres que ha cesado desde aquella tarde, por lo tanto están perdiendo dinero todos los días. Además pierden dinero al caer el valor propio de las viviendas y de los locales porque el edificio se rehabilita al entrar el peligro de derrumbe, no porque la propiedad haya decidido introducir mejoras.

Así pues, además de las derramas depositadas por el conjunto de los propietarios, aquellos que poseen bajos en régimen alquiler o viviendas en alquiler, la situación es delicada al estar perdiendo de forma diaria, sabiendo que no recuperan absolutamente nada. Es más, desconocen hasta cuándo van a estar perdiendo dinero. Y cuando recuperen los locales, van a tener que invertir más dinero para adecentar el local para alquilarlo. De igual forma, aquellos propietarios que tienen la vivienda de Isabel II, 13, como lugar de residencia, se han visto desde el primer día con la obligación de tener que buscar otra residencia para poder vivir. Además de tener que pagarse de su bolsillo este periodo que de momento es de 15 meses, deben hacer frente a las derramas.

DECISIÓN DE LOS PROPIETARIOS

Desde que comenzó esta pesadilla para los propietarios hasta nuestros días, lo único que la propiedad observa es que cada cierto tiempo se solicita una nueva derrama y la visión exterior del edificio es similar a la que había en junio de 2020. Es decir, que el edificio requiere más intervención como puede ser pintura, reparación del tejado, y arreglo de la fachada en varios puntos, aspectos que tampoco serán destino de la derrama de este verano. Así pues, uno de los propietarios será quien coteje dónde va destinada la inversión de cada derrama, seguimiento de la obra, entrevista con la administradora que mantiene el contacto con la constructora, además de saber de primera mano la situación con Palomera. Esta figura se ha creado por parte de la propiedad ante el hecho que no se vislumbra ese fin de las obras y entrega de las llaves.

CIMIENTOS SÓLIDOS

Uno de los aspectos que da tranqulidad a la propiedad es que el edificio no corre peligro de derrumbe, dado que la cantidad de hormigón que hay en estos momentos ha creado una base muy sólida y segura. Cuando comenzaron las obras se pudieron percatar que las aguas subterráneas fluían por donde el agua mismo decía ir, sin un rumbo. Ese ha sido uno de los motivos que, según alguno los técnicos, puede motivar que el edificio mostrase esa inseguridad. Actualmente los aguas ya están encaminadas por donde debe de ser.

DESALOJO EN JUNIO DE 2020

El desalojo del edificio, que data 1945 y cuenta con más 20 de viviendas, 9 locales a pie de calle y 8 en el entresuelo, se produjo el 5 de junio de 2020 sobre las 19.15 horas por resolución del Ayuntamiento después de que el técnico responsable de las obras de refuerzo lo solicitara al detectar que había un pilar debilitado. Ese día la ciudadanía de Santander tuvo conocimiento de que el número 13 de la calle Isabel II de Santander estaba en riesgo de derrumbe. Pero parte de la historia comenzó tres años antes.

A raíz de unas obras iniciadas en uno de los locales, situado en la esquina entre la calle Isabel II y Calvo Sotelo el año 2017, fue cuando se comenzaron a reforzar unos pilares y desde entonces existe un expediente en el Ayuntamiento de Santander. Eran las obras en la tienda Joyería Salamanca. Año 2017, siendo el aviso social de derrumbe en junio de 2020.

En junio de 2020, en las obras que se estaban realizando en el local donde se situaba la tienda de telefonía Orange, una de las vigas que hacía apoyo en un muro, si hubiera cedido, el edificio se habría inclinado, precipitado hacia la calle San Francisco. Ese fue el motivo de aviso para el desalojo.

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