COMUNICADO DE LA ASOCIACIÓN STOP MACROPLANTA
«Nunca se realizó un estudio serio e independiente de alternativas de ubicación»
Tras la impactante noticia de que la Dirección General de Medio Ambiente y Cambio Climático ha decidido otorgar a la empresa VERDALIA BIO HAZAS, S.L. la Autorización Ambiental Integrada (AAI) para una “Planta de tratamiento de purines”, la Asociación Stop Macroplanta se ve en la obligación de hacer público el siguiente comunicado. Próximos a las fiestas navideñas, y como ya parece una triste tradición, la Consejería de Medio Ambiente vuelve a demostrar que las preocupaciones de los ciudadanos afectados por sus resoluciones son completamente irrelevantes. Su regalo de Navidad es abrir la puerta a los gigantes del biogás industrial en Cantabria. Bajo el titular “La planta de biogás de Hazas logra los permisos ambientales para ser la primera de Cantabria”, el principal diario de nuestra región deja claro que esta no será la última. Ningún pueblo está a salvo de convertirse en el próximo objetivo, salvo quizás Penagos: siendo el Sr. Media plenamente consciente de los graves impactos que estas instalaciones generan, jamás permitiría una macroplanta de este tipo en su propio municipio. Y es que todo el maquillaje administrativo del mundo no puede ocultar la realidad: esta instalación no cumple con las Mejores Técnicas Disponibles (MTD) las cuales, además, ¡no excluyen la contaminación!
Un ejemplo evidente es que la AAI utiliza hasta siete veces la expresión “para evitar, o cuando ello no sea posible, reducir…” cuando se refiere a emisiones, olores o contaminación ambiental. ¿Por qué? Porque la propia Administración reconoce implícitamente que no pueden evitarse. Bienvenidos a la realidad: las macroplantas de biogás emiten partículas, generan olores persistentes y suponen un riesgo real para la salud pública, especialmente cuando se ubican cerca de núcleos habitados. A ello se suman incumplimientos técnicos graves elementales en lo referente al MTD, que es un concepto global y no partes, como es el reaprovechamiento del CO2, que si no se realiza no hay descarbonización y el “bio” gas pasa a ser gas y se pierde toda la justificación ambiental. Además de dejar de ser un proyecto de economía circular. O el hecho de que las características de la balsa de acumulación de la fracción líquida estén muy lejos de los criterios MTD. Pero existe además una suma perversa de factores estructurales que ningún expediente administrativo podrá disimular: 150.000 toneladas de residuos al año, distancia de 1,5 km de núcleos habitados, ubicación en lo alto de un monte y en el nacimiento de un río. No se ha reducido la desmesurada cantidad de residuos que se permite importar desde largas distancias para ser tratados y vertidos, con autorización administrativa, demasiado cerca. Se ha despreciado el derecho fundamental de los habitantes de esta comarca a la protección de su salud, condenándolos a respirar aire contaminado a diario. Se ha ignorado deliberadamente la ubicación en altura, con el consiguiente efecto sobre la dispersión de partículas y gases. Y se ha obviado un hecho incontestable: el río Pontones nace en el mismo entorno donde se proyecta esta instalación, multiplicando el riesgo ambiental.
Nada de esto ha cambiado porque no puede cambiarse. Son problemas estructurales, irresolubles, consecuencia directa de haber elegido uno de los peores lugares posibles para implantar una macroplanta de estas características. Este es el pecado original de la primera macroplanta de biogás de Cantabria: nunca se realizó un estudio serio e independiente de alternativas de ubicación. La planta —esta y las que vengan— se situará allí donde una empresa oportunista encuentre a un alcalde dispuesto a hipotecar el futuro de su municipio a cambio de 6.000 euros mensuales por el alquiler de 500.000 m² de suelo público. Por todo ello, y por muchas razones más, desde la Asociación Stop Macroplanta seguiremos oponiéndonos a este despropósito. Seguiremos defendiendo la salud de nuestros vecinos, la calidad de nuestro entorno y el derecho a un desarrollo verdaderamente sostenible.
Siempre lo hemos dicho y lo repetimos con más firmeza que nunca: esta macroplanta no debe construirse en este entorno y defenderemos esta idea donde sea necesario: en la calle, en los despachos, en los plenos municipales o en los tribunales de justicia. Nunca nos rendiremos.