120 años del Semáforo de Señales

Santander ha conmemorado este sábado el 120 aniversario del semáforo de señales marítimas de los acantilados de Cueto, en un acto celebrado junto al mástil que aún se conserva de esta instalación, ubicado ahora junto a la Escuela de Náutica.

Este homenaje, enmarcado en la programación del III Festival del Mar de Santander, ha contado con la asistencia de la alcaldesa Gema Igual; el delegado de la AEMET en Cantabria, José Luis Arteche; Ángel Pazos, rector de la Universidad de Cantabria; representantes de la Comandancia Naval y la asociación de vecinos de Cueto.

De este modo, Santander ha querido «poner en valor» que fue la única ciudad española en contar con dos semáforos de señales, -el que se ubicaba en los acantilados de Cueto, junto al faro de Cabo Mayor, y el de la Península de la Magdalena-; la primera en la que se implantó uno bajo uso militar, y recordar el funcionamiento y la importancia de este sistema de comunicación marítima.

El acto ha incluido el descubrimiento de una placa y una demostración por parte de los alumnos de Náutica, en coordinación con el remolcador Mahón, quienes han puesto en práctica el modo en que se realizaba la comunicación entre la costa y los navíos mediante el Código Internacional de Señales y el telégrafo.

Tal y como explicó el torrelaveguense Miguel Ángel Noriega, en una conferencia impartida en el Ateneo y también incluida en el programa del festival del Mar, estos semáforos marítimos tuvieron su momento protagonista desde finales del siglo XIX hasta los años 60-70 del siglo XX, hasta que se popularizó el teléfono y dejaron de ser útiles.

Fueron instalaciones bajo el servicio de la Armada que hicieron posible la comunicación con puertos y buques, y complementaban las labores marítimas y militares que ya venían ejerciendo los faros y fortificaciones defensivas costeras en nuestro país. España llegó a tener más de una docena (todos dependientes del Ministerio de Defensa) y Santander contó con dos.

En septiembre de 1874, entró en servicio el primero, en un extremo de la Península de la Magdalena, que eran terrenos militares en aquella época, y tras un tiempo fue reemplazado por otro que se ubicó en Cueto, en el edificio que hoy ocupa la sede de la delegación autonómica de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

El acto ha querido servir también para homenajear a quienes durante décadas ocuparon estos lugares de trabajo, miembros de la Armada que, acompañados de sus familias, residían en estas modestas instalaciones, vigilando nuestras costas, observando y dando parte de la meteorología de la zona y comunicándose con los navíos que surcaban los mares frente a ellos.

«Santander ya no puede contar en la actualidad con estas instalaciones, pero sí al menos puede recordar y presumir de haberlas tenido en servicio», ha remarcado la alcaldesa, quien ha destacado la importancia que tuvo este instrumento en su época, ya que para los barcos era vital tener una referencia en tierra.

El rector ha planteado la posibilidad de declarar bien de interés cultural el mástil del semáforo de señales, que lleva 35 años junto a la Escuela de Náutica, y ha deseado que «a partir de hoy juege un papel significativo para recordar las formas de comunicación y señalización del tráfico marítimo hace 120 años», porque «Santander sigue siendo por encima de cualquier otra cosa una ciudad del mar».

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